viernes, 13 de febrero de 2015

UN IDEAL DE MUÑECA

Aquí os dejo la evolución de mi muñeca. Tenía el pelo largo y rubio, ojos azules y maquillados, labios rosas y dientes relucientes y llevaba un vestido corto y llamativo a juego con sus tacones. Después de la transformación, se ha convertido en una muñeca normal, sin excesivo maquillaje, sin cabello exageradamente largo y ropa menos provocativa. Aun así, me hubiese gustado añadir más cambios, ponerle un color de pelo más natural, intentar que no estuviese extremadamente delgada y unos pies sin forma de tacón en los que poder llevar zapatillas o cualquier otro tipo de calzado más cómodo.

Las muñecas, al igual que los medios de comunicación, muestran el modelo ideal de mujer. Cuando compramos una, sin ser conscientes, solemos escoger la que más se identifica con nosotras, la que nos representa o muestra cómo nos gustaría ser. No nos damos cuenta que ninguna de ellas se corresponde con la realidad y nos dejamos engañar por lo estereotipos que la sociedad marca.

Es normal que las niñas se sientan atraídas por estas muñecas tan vistosas y de gran colorido que vienen equipadas con un montón de complementos. Es muy difícil que las grandes compañías y empresas dedicadas a la fabricación de muñecas den un giro en su producción y empiecen a ofrecer muñecas que se adapten a la realidad. Por lo tanto, son las familias y educadores los que debemos enseñar que lo importante es quererse a uno tal y como es, ya que estas “chicas” son el resultado de la imaginación y del afán de poner en el mercado un producto de fácil comercialización.


MARÍA RAPOSO

1 comentario:

  1. Me parece interesante que indiques que compramos la muñeca con la que nos identificamos, porque ese tipo de elección que suele ser inconsciente, es muy bueno hacerla consciente

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