Los
dos primeros capítulos de Didáctica de la Educación Artística
muestran una visión global de lo que es la Educación Artística y
el dibujo infantil.
En
el primer capítulo, nos damos cuenta de la gran cantidad de
conocimientos, saberes, acontecimientos, actividades profesionales,
aprendizajes, etc. que se engloban dentro de la Educación Artística.
Esta no consiste solo en pintar y dibujar si no que va mucho más
allá. A través del análisis de la historia de la Educación
Artística, vemos cómo ha estado presente a lo largo de todas las
etapas y cómo ha ido evolucionando adaptándose a los cambios en
arte, educación, sociedad… de cada momento. Pero lo que más me
llama la atención y en lo que más coincido con el autor del libro,
es que la Educación Artística no es una asignatura diferente a las
demás. A menudo, la “desprestigiamos” considerándola una
materia agradable y simpática a diferencia del resto de materias del
curriculum escolar y esto se debe, en su gran mayoría, a que no es
una asignatura de tipo memorístico. Hay que lograr un cambio de
actitud hacia esta asignatura, tanto por parte de los alumnos como
por el conjunto de la sociedad ya que la Educación Artística no se
queda dentro de los límites la escuela.
El
segundo capítulo, destaca la importancia del dibujo infantil.
Coincido con Ricardo Marín en que este debe de ser espontáneo, desde
la escuela no se debe imponer un único estilo, sino dejar que este
surja, fomentando la creatividad y dando alas a la imaginación. Me
han parecido muy interesantes las distintas características de los
dibujos infantiles, así como, los cambios de estos en función de la
edad. Tengo ganas de seguir viendo en clase estos dos aspectos a
través de los análisis de dibujos que iremos haciendo durante el
curso. A continuación dejo tres dibujos de mi hermano cuando tenía
5 años para verlos en clase.
MARÍA
RAPOSO
Gracias María por compartir los dibujos de tu hermano.
ResponderEliminarEs cierto y es muy importante ver cómo la educación artística trasciende las aulas, socialmente es muy determinante tener o no tener una formación en el mundo de la imagen, sobre todo ante la perversidad de la hipervisualidad que nos trata de manipular tanto