El
pasado jueves realizamos mandalas con chocolate. La verdad que era
una actividad que tenía muchas ganas de hacer debido a la grata
experiencia que tuve en el retiro. Sin embargo, el chocolate no me
inspiró de la misma forma que los elementos de la naturaleza. Las
hojas, los pétalos de flor, las ramas… la tranquilidad del
ambiente, la libertad me facilitaron emergerme con rapidez y con
relajación en la actividad. Como comenté en mi entrada sobre el
mandala en retiro, me sentí realmente entregada, parecía estar sola
en ese parque tan grande. Aunque la creatividad con el chocolate
también fluyó, no puede percibirme a mí misma, me sentí abrumada
con tanto dulce y al final solo me apetecía desprenderme del olor y
sabor del chocolate. Puede que fuera la influencia de mi estado de
ánimo, el ambiente o el material que utilizamos, aun así disfrute
con mis compañeras, sobre todo viendo lo implicadas que ellas
estaban en su creación.
Evolución
de mi mandala de chocolate:
MARÍA
RAPOSO
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